Abren los simulacros de la estampida
donde encuentran aquellos bordes
nada por donde avanzar.
Ardiendo se revelan, los escudos y las tiendas
disolver mareas puede, que acabe en funeral.
Nadie quiere una correa
andar libre es lo que anhelan
dicen poco y se devela
negro el viento que se va.
Al que de pronto oculta su pereza
duerme en un cantero de seda
necedades de la terca y adorada soledad.
Alguno que otro intenta, la elegancia
del que piensa, se devuelve a alguna
noche y se convierte en fractal.
F.K.