Los insalvables minutos de la cobardía.
Rebrote exquisito de las lunas.
Alivio perfecto sintomático del vacío.
Trampas clandestinas al sabor sincero.
Piezas desechadas rearman el sangriento puerto hacia los ríos de tu escultura.
Pieles gruesas armadas adornan los palcos del acto invertido.
Viaje enfermo de prisas desacelera los pulsos inmediatos.
Bruma que enfurece el paisaje desprovisto de atajos.
Aún ese tramo que somete los anuncia.
Desplegar un presente cuando intuye la retirada desafía a cualquier generoso noble a cerrar los puños y direccionar su pista.
Caricias rebozadas que duermen en tus brazos, son el regalo que aún me habita.
F. K.