Al partir

A partir de su muerte empezó a sentir la vida de una manera más simple.

Al día siguiente nos vimos. Apenas pronunció algunas palabras sueltas, como era su costumbre. No hablamos del pasado. Nos forzamos a mantener una conversación, tomamos un café y apareció de nuevo aquella sensación . Nada nuevo. Su tristeza irrumpia de cuando en cuando. Se secaba las lágrimas y mantenía la vista en la mesa. 

Nos despedimos así . Intenté  darle un abrazo pero su cuerpo estaba inquieto y desmedido como nunca.

Esta es la imagen que hoy más recuerdo.

Caminé sin rumbo y entré en una plaza. La tarde aún estaba viva. Hacía calor y la humedad no daba respiro . 

Contemplaba un rayo de luz que asomaba entre las ramas inmensas de un gran árbol. Alguien dormía a sus pies entre bolsas de supermercado y revistas guardadas en un bolso azul.

Aunque intentaba cambiar los pensamientos que bombardeaban mi cabeza venía una y otra vez su cara, su gesto marchito de melancolía invadía todo.
Estuve mucho tiempo así. Con la vista clavada en aquella imagen. 

«No cometiste ningún error» me decía para mí mismo. Desenredar esto puede llevar muchos años. Aún así puede que no se recupere del todo. Lo fundamental es no impacientarse.

Pensé en decirle «Ojalá pudieras quedarte un poco más» . Empecé  a verme cada vez más confuso. No podía reaccionar. Me había quedado allí estancado. Al igual que el árbol . Los recuerdos dormían aún en mí pero despertaban al verla.

Los días siguientes tuve sueños amargos . Pensé que estaba atrapado. Sabía que no eran ciertas esas ideas pero aún así….hieren.

Llovía torrencialmente. Pensaba en ella más que nunca. Le escribo una carta. No sé porque tan larga…tal vez sea la única persona capaz de entenderlo.

F.K . 

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